"Cuando no existen posibilidades de educarse, de levantar dentro de la masa corpórea la
estatua magnífica de un espíritu cultivado, no se es hombre, y mucho menos se
puede ser ciudadano." Indalecio
Prieto
Siendo la docencia una de las funciones humanas más nobles y
necesarias para un país que se aprecie a sí mismo, resulta inadmisible guardar
silencio frente a la crítica situación que asola España en relación a este
vital asunto. De la carencia de una sólida educación emana el caldo de cultivo
que propicia la crianza y reproducción de todos los males que tiñen de negrura
la posteridad de cualquier nación.
Maestros y profesores totalmente incompetentes, carentes de
la más mínima cultura general y orgullosos de ello, fruto de una exigencia nula
hacia sí mismos y por parte de la Administración; no hay vocación, sólo una
forma de ganarse la vida. Padres a los que les preocupa más cubrir a sus
retoños de tecnologías contraproducentes que enseñarles a pensar y creer en sí
mismos. Quizá debieran comprender que hay una notable diferencia entre mostrar
la puerta y abrir la puerta. Los sueños de estos ahora críos inocentes serán
aspirar a cubrir una plaza como simples funcionarios o esclavos oficinistas que
les permita cubrir sus dosis diarias de consumismo exacerbado.